domingo, 25 de marzo de 2018

MARISA BERENSON



Vittoria Maria Schiaparelli Berenson, conocida artísticamente como Maria Berenson, nació el 15 de febrero de 1947 en Nueva York. Actriz y modelo estadounidense.


Hija de Robert Lawrence Berenson, un diplomático de carrera con ascendencia judía lituana (el apellido original de su familia era Valvrojenski), y de María Luisa Yvonne Radha de Wendt de Kerlor, más conocida como Gogo Schiaparelli, miembro de la jet con ascendencia suiza, francesa y egipcia. Nieta de Elsa Schiaparelli, la creadora de moda surrealista. Su hermana menor, Berinthia, se convirtió en modelo, actriz y fotógrafa como Berry Berenson. Fue educada en los colegios más elitistas de Europa. Se inició en el mundo de la moda a los 16 años como modelo profesional saltando a la fama en los primeros años de 1960 llegando a convertirse en una de las modelos mejor pagadas del mundo. Apareció en la portada de la edición de julio 1970 de Vogue, así como la portada de Time el 15 de diciembre de 1975, y en numerosos reportajes de moda en Vogue durante la década de 1970 trabajando con su hermana Berry como fotógrafa para la revista. 


Conocida como "La reina de la escena" por sus frecuentes apariciones en discotecas y otros lugares de esparcimiento, Yves Saint Laurent la apodó "la chica de los años setenta". Luchino Visconti le dio un pequeño papel y compartió cartel con Dirk Bogarde, Bjorn Andersen y Silvana Mangano en Muerte en Venecia (1971). Fue también Natalia Landauer, una judía de buena posición social, en la famosa Cabaret (1972), película que consiguió ocho Oscar. Posteriormente se dedicó de lleno a la moda y preparó una línea de cosméticos y diseñó ropa para un catálogo de moda europea.


Otras películas protagonizadas por Marisa Berenson fueron, Barry Lyndon (1975), Casanova (1977), Voracidad (1979), S.O.B. (Sois honrados bandidos) de 1981, Cazador blanco, corazón negro (1990), Ellas (1997), El mejor día de mi vida (2005), Yo soy el amor (2009), El discípulo (2010) o Un golpe brillante (2013).




A principios de la década de 1970, fue compañera del barón David de Rothschild. También mantuvo relaciones con el actor austriaco Helmut Berger. Su primer marido fue James Randall, un industrial; se casaron en Beverly Hills, en 1976 y se divorciaron en 1978. Tuvieron una hija, Starlite Randall (nacida en 1977). Su segundo marido fue Aaron Richard Golub, un abogado, con quien contrajo matrimonio en 1982 y se divorciaron en 1987. El 11 de septiembre de 2001, su hermana menor y única hermana, Berry Perkins, viuda del actor Anthony Perkins, murió en el primer avión que se estrelló contra el World Trade Center.


FILMOGRAFÍA seleccionada:

Muerte en Venecia 1971 
Cabaret 1972 
Barry Lyndon 1975
Casanova 1977 
Voracidad 1979
S.O.B. (Sois honrados bandidos) 1981 
L’arbaléte 1984 
El diario secreto de Sigmund Freud 1984 
La tête dans le sac 1984
Deseo fatal 1986 
Cazador blanco, corazón negro 1990
Night of the cyclone 1990 
Le grand blanc de Lambaréné 1995 
Tonka 1997 
Ellas 1997 
People 2004
El mejor día de mi vida 2005 
Yo soy el amor 2009
El discípulo 2010 
Gigola 2010
Un golpe brillante 2013

Carteles de las películas seleccionadas:


















Fuente: buscabiografias.com
Fotografía: imgkid.com
Carteles películas: cartelespeliculas.com/todocoleccion.net/amazon.com/filmaffinity.com/imdb.com



miércoles, 21 de marzo de 2018

JEANNE MOREAU



Jeanne Moreau nació el 23 de enero de 1928 en París y falleció a la edad de 89 años el 31 de julio de 2017 en París. Actriz francesa, directora y guionista.



Pasó la infancia y parte de la adolescencia en Vichy, donde su padre, procedente de Auvèrgne, regentaba un restaurante. De él heredó «una misteriosa fascinación por las palabras» que cimentó su cultura; de su madre, una británica que dejó el baile en espectáculos de revistas al contraer matrimonio, su segunda lengua y la atracción por los escenarios. Los días felices de sus primeros años, junto a su abuela paterna, «su única confidente», y las visitas a su abuelo materno, un profesor de navegación que le enseñó «las mareas, los ciclos de la luna y las estrellas», quedaron sepultados a partir de 1936 con la irrupción de la guerra, la ocupación nazi, la ruina familiar, la detención de su madre con la estrella amarilla con la que el Tercer Reich diferenciaba a los ciudadanos judíos, y luego «el dolor por los camaradas ausentes que ya nunca volvieron a clase, la impotencia, el miedo y la indignación».



En marzo de 1944, a los dieciséis años, la visión de "Antígona", de Jean Anouilh, en el Théâtre de l’Atelier, le descubrió su vocación: «Ese día supe que quería estar ahí, bajo los proyectores, ser la rebelde que se enfrenta a los dioses y habla por aquellos que no se atreven». Unos meses después, la alegría de la liberación quedó eclipsada por la emocionada asistencia a un ensayo de "Fedra", de Racine, que interpretaba Marie Bell en la Comédie Française. Entonces comenzó a estudiar arte dramático a escondidas, y tres años más tarde, una escena de la "Ifigenia" del mismo autor le franqueó la admisión en el Conservatorio. En enero de 1948, el día en que cumplía veinte años, firmó su primer contrato de «pensionista» en la Comédie ante su profesor de interpretación y decano de la institución, Denis d’Inès, y durante los tres años siguientes integró el elenco estable del Théâtre National Populaire.


Era el principio de una carrera cuyos inmediatos triunfos en el escenario la proyectaron al cine. Durante casi una década abordó toda clase de personajes secundarios junto a los grandes actores del momento, como Fernand Joseph Contandin (Fernandel), o Jean Gabin, hasta que llegó el éxito con sus primeros trabajos como protagonista. Ya transcurridos los años más duros de la posguerra, el cine europeo vivía una época de total experimentación. En Francia, un grupo de jóvenes realizadores, en su mayoría ex-críticos de la revista "Cahiers du Cinéma", comenzaba a dar forma, con sus primeros filmes, al movimiento conocido como "nouvelle vague"; en otra vertiente, el cine de dicho país, que con el sueco era ya el más permisivo del mundo en cuestiones morales, con las obras de directores como Roger Vadim se liberó aún más en esos aspectos mediante un tratamiento más explícito de la sensualidad, el sexo y el erotismo. Italia se alejaba del neorrealismo puro y duro e inauguraba el llamado «cine de la incomunicación» de la mano de Antonioni, y Gran Bretaña se revelaba contra toda regla con el free cinema.

Moreau irrumpió en el momento justo, cuando el fulgor de las estrellas que hasta entonces habían reinado en la cinematografía francesa languidecía a pasos agigantados. Nombres como los de Martine Carol, Françoise Arnoul o Nicole Berger quedaron en poco tiempo en el olvido ante las nuevas divas. Y entre éstas, frente a un icono sexual como Brigitte Bardot o una belleza elegante como Catherine Deneuve, Moreau encarnaba, con su apariencia de mujer con experiencia, su voz grave y su indudable inteligencia, a la heroína auténticamente moderna, erótica y cerebral. Y casi todos los creadores de esta renovación vieron en ella a la intérprete ideal de sus obras. 



Fue la esposa infiel de Los amantes (1958), cuyo entusiástico orgasmo escandalizó a la Iglesia y provocó la prohibición del filme en algunos países; la libertina creada por Chordelos de Laclos en la primera versión de Las relaciones peligrosas (1959), de Roger Vadim; la contradictoria mujer de Marcello Mastroianni en La noche (1960), de Antonioni; la libérrima muchacha que ama a la vez a los dos protagonistas de Jules et Jim (1961), de François Truffaut. Y su largo recorrido no hacía más que comenzar.



Durante los años que siguieron, amplió su registro al actuar indistintamente en francés y en inglés, y pasó de Jacques Demy a Tony Richardson y de Peter Brook a Bertrand Blier con la naturalidad y el "savoir faire" que la han mantenido siempre en el prestigio. Este cosmopolitismo es otra de las características que distinguen su filmografía desde el principio de su carrera. De hecho, rodó la opera prima de Louis Malle que le daría fama, Ascensor para el cadalso (1957), tras co-protagonizar con Micheline Presle, Las lobas (1957), del argentino Luis Saslavsky. Y luego pasó a trabajar en Italia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Brasil, Alemania, Canadá, Bélgica, Suiza y Grecia.


Cuando rondaba los cincuenta años, alternó los clásicos con los nuevos cineastas y participó en experiencias vanguardistas, como los filmes dirigidos por su amiga Marguerite Duras, Nathalie Granger (1971) e India song (1975) -con los años, tras la muerte de la escritora, puso voz a su personaje en Cet amour-là (1997), de Josee Dayan-, y ella misma experimentó la realización con los largometrajes Lumière (1976), con guión propio, y L'adolescente (1979), y un documental sobre la actriz Lillian Gish. Ya con signos quizá un tanto prematuros de madurez, accedió a interpretar un personaje comprometido en el filme que iba a cerrar la filmografía de Rainer Werner Fassbinder: Querelle (1982). Después de este último trabajo abrió un largo paréntesis en su actividad, único período pasivo en su intensa trayectoria. Mucho tiempo después llegó a saberse que padecía un cáncer y que durante ese lapso había luchado contra el mal. Este hecho la llevó a dirigir en teatro la versión francesa de "Ingenio", de la dramaturga estadounidense Margaret Edson, que estrenó en Lisboa en 1999 y que expone una experiencia parecida a la suya y la forma de enfrentarse a la enfermedad.

Lo cierto es que jamás ha trascendido apenas nada de su vida personal. Moreau se casó en dos ocasiones: en 1949 con el comediante, guionista y director Jean-Louis Richard, padre de su único hijo y del que se divorció a fines de la década siguiente, y en 1976 con el director estadounidense William Friedkin, del que también se separó dos años después. Tras su segundo divorcio ha vivido la mayor parte del tiempo sola: «Un poco de soledad es tal vez el único precio que hay que pagar para mantener la independencia», afirma. Ya de vuelta de muchas batallas sigue más activa que nunca. Y es todo un personaje. Reconviene a quien la llama Madame Moreau («no estoy casada con mi padre») y detesta que la consideren una leyenda viviente: «Me siento sobre todo viviente, aún llena de curiosidad y nada interesada en mi fama póstuma».


Entre fines del siglo XX y los albores del nuevo milenio se sucedieron los honores y homenajes a Jeanne Moreau, una estrella cuyo brillo singular traspuso los límites de las pantallas para erigirse en personaje emblemático de una época, de unos directores, de una manera de hacer y entender el cine. Así lo entendieron la Mostra de Venecia en 1992, el Festival de Cine de San Sebastián en 1997 y el de Berlín en 2000 -que le otorgaron sendos premios al conjunto de su carrera y a su aportación al cine- y la Academia de Hollywood, que la distinguió con un Oscar honorífico en 1998. Éstos y otros festivales que concitan la atención mundial de los profesionales del oficio y del público cinéfilo, ofrecieron retrospectivas de una de las filmografías más fecundas e interesantes que haya podido hilvanar una actriz. Confluyen en ella muchos de los realizadores que marcaron un punto de inflexión en la historia del cine, y casi todos los estilos y géneros que lo conforman hasta engrosar una lista de casi un centenar de títulos.


En enero de 2001, Jeanne Moureau se convirtió en la primera mujer en ser elegida miembro de pleno derecho de la Academia de Bellas Artes de Francia. La actriz francesa, que había encarnado durante décadas la feminidad intelectual y que poseía una trayectoria profesional de más de cincuenta años en el teatro y el cine, accedía así a una institución que, en sus doscientos años de historia, se había caracterizado por ser esencialmente masculina. En su ingreso en la Academia hizo suya una frase de Iván Serguéievich Turguéniev, cuya obra había interpretado en la Comédie: «Se siembra durante años..., años que se van como inviernos. Llegas a creer que no existe la primavera... y de pronto, de golpe, ¡ahí está el sol!».


En plena madurez, con la edad que tiene y aparenta, continúa en plena actividad. Da recitales por los escenarios del mundo, rueda películas para la televisión, escribe guiones, dirige cine y teatro, y preside la fundación "Equinoxe", que forma nuevos talentos europeos en el mundo del guión. «El tiempo es un profesor cruel, pero magnífico», aseveró la actriz en su discurso de investidura como miembro de pleno derecho de la Academia de Bellas Artes de Francia, «y sus lecciones a menudo queman, pero si se presta atención se puede aprender de ellas cosas enormemente enriquecedoras». 




FILMOGRAFÍA seleccionada:

Una chica en el desván 1953
Los amoríos de una reina 1954
No toquéis la pasta 1954
Gas-oil 1955
Ascensor para el cadalso 1957
Las lobas 1957
Los amantes 1958
La muerte llega a las diez 1958
Las relaciones peligrosas 1959
5 mujeres marcadas 1960
Diálogo de Carmelitas 1960 
La noche 1960
Jules et Jim 1961
El proceso 1962
Eva 1962
La estafadora 1963
Los vencedores 1963
La bahía de los ángeles 1963
El fuego fatuo 1963
El tren 1964
Mata Hari, agente H.21 (1964)
Diario de una camarera 1964
El Rolls-Royce amarillo 1964
Campanadas a medianoche 1965
¡Viva María! 1965
Mademoiselle 1966
Marino de Gibraltar 1967
Una historia inmortal 1968
La novia vestía de negro 1968
Catalina La Grande 1968
Monty Walsh 1970
Nathalie Granger 1971
Pecados de otoño 1972
Creezy, mujer objeto 1974
Los rompepelotas 1974
India song 1975
El otro señor Klein 1976
El último magnate 1976
Lumiére 1976
L'adolescente 1979
Querelle 1982
Más allá de las nubes 1995
Cet amour-là 1997
El tiempo que queda 2005

Carteles del resto de películas seleccionadas:
























































Fuente: biografiasyvidas.com
Fotografía: pinterest.com
Carteles películas:
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